¡Qué poder tiene la música! Hoy he podido viajar de su mano a otro tiempo y he visto todos los veranos hasta el día de hoy, ha sido una verdadera pasada. Un tiempo en el que nos levantábamos y lo primero que hacíamos era encender la tele para ver si pillábamos, en ese día, un gol espectacular de Oliver, o bien para ver a Goku matando por fin a Freezer en Namek (por vigesimoquinta vez) mientras nuestra madre nos hacía una tostada de mantequilla que se acababa derritiendo por el calor del pan.
También he recordado cuando salía por la noche con los amigos y luchaba con mi madre por quedarme al menos una hora más en la calle y eso que estaba a escasos metros de mi casa.
He recordado a mi pandilla que se multiplicaba con más gente con el paso del tiempo, y se producían las parejas, las peleas, los paseos al centro, al centro comercial, los juegos, las risas, las historias, etc…
Las mil y una aventuras que se producían con tus amigos en la piscina, desde aquellas historias fantásticas a las que jugábamos hasta acabar viendo quien era capaz de salpicar más al tirarse a “tapón”. Y como no acordarme, de cuando llegábamos a casa y comíamos un bocadillo, nos embadurnábamos de after-sun y nos acabábamos durmiendo en el suelo “fresquito”.
He recordado a los que alguna vez estuvieron y ya lamentablemente no están físicamente pero si en nuestros corazones.
También hay que decir que el amor siempre se ha forjado en los veranos para mí y para la inmensa mayoría de la gente al menos una vez, luego la duración del mismo se vería con el tiempo, claro. He recordado como he pasado desde el primer beso (que fue en verano) hasta acabar con la chica más importante de mi vida y, que gracias a dios, nos acabamos encontrando en el mismo camino al final de un verano de hace 4 años.
Qué recuerdos… la verdad es que la vida pasa y lamentablemente pasa rápido pero estas son las cosas por las que de verdad merece la pena vivir.
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