sábado, 15 de diciembre de 2012

Inolvidable Cordoba-Barcelona. 12/12/12


Pese a no tener tiempo últimamente (trabajo, estudios, etc…), creo que en esta ocasión, debo hacer una pausa en mi frenética recta final de año y de cuatrimestre Universitario, para hacer mención de un día sencillamente inolvidable.

Los cordobeses siempre han soñado, desde hace mucho tiempo, con que un grande del fútbol Español, Barcelona o Madrid, pisaran el estadio del nuevo Arcángel. Teníamos esa oportunidad más cerca que nunca, pero había que eliminar a un primera división, la Real Sociedad. Tras conseguir la hazaña, conocíamos la noticia que tanto tiempo habíamos esperado. El Barça visitaría nuestra tierra y la curiosa fecha, de tan ansiado sueño, sería el 12/12/12.


El día iba a prometer desde muy temprano. En Twitter, Gerard Piqué escribía “Después de aterrizar en Sevilla, 1 hora y media de autocar dirección Córdoba… Debe ser la única ciudad de este país que no tiene aeropuerto”. El comentario corrió como la pólvora y los Cordobesistas más pasionales y aquellos a los que yo denomino Madridistas-VerdiBlancos (yo formo parte de los Culés-VerdiBlancos) aprovecharon para atacarle, por la ya mencionada red social. Piqué trato de explicarse con un “A mí encanta ir en autocar. Viajes de estos hacen equipo. Me refería a que los aeropuertos han sido una de las ruinas de este país” y con un “El que lo entienda como una queja a Córdoba no me conoce… El nivel intelectual de algunos no llega para entender la ironía. ¡Así vamos!”. Personalmente, tengo que reconocer que el primer tweet me sorprendió, pero con la posterior aclaración entendí sus palabras. Aunque para algunos el daño estaba hecho y no había marcha atrás, además la coletilla del “nivel intelectual” solo sirvió para que los más “merengues” pudieran manipular sus palabras y caldear un poco más el ambiente.


Lejos de la polémica que entornaba al partido, yo tenía otros problemas de mayor importancia. Listo para marchar con mi prima y mi “primo” (su novio) al estadio, iba rezando porque el alma caritativa de la entrada me permitiera pasar, y es que llevaba el carnet y entrada marcados con el nombre de Marta (mi prima y hermana de la prima que me acompañaba). Pensando todo tipo de artimañas mientras guardábamos cola en el acceso al estadio, se iba notando el ambiente de fiesta. Y llegó el momento delicado de la noche. El revisor cogió, sin mirarme a la cara, el carnet y la entrada y observó que efectivamente coincidían los nombres de ambos, levantó la vista y al ver que mi cara transmitía poco de Marta, se me quedó mirando con una ceja levantada, a modo de sospecha, sin saber que decirme o hacer.
No hablé, pero hice un gesto sutil con la cabeza a modo de “no digas nada amigo y dejarme pasar, que te prometo que voy a ser bueno”, se ve que el mensaje caló a los sentimientos del revisor y me devolvió la entrada y el carnet y me dijo las palabras que me llevarían al paraíso, “pase”.


Ya encajado en mi asiento, no podía dejar de mirar a mis ídolos. Ojos como platos y boca abierta hasta los tobillos, no podía dejar de mirar a aquellos que me hicieron llorar levantando la Champions, la Copa del Mundo o la Eurocopa, entre otros títulos. Concentrados pero tranquilos tocaban el balón, sonreían, comentaban, etc… en el otro extremo, el Cordoba C.F. concentrados, rostros serios y seguramente nervios y ganas de dar una alegría a la afición.

Un detalle antes del partido es que cada vez que Piqué tocaba la pelota le chiflaban por todo el revuelo de la mañana.

Y llegó la hora, los equipos saltaban al terreno de juego y el estadio construyó un mosaico en el que se podía leer “La Copa Mola” lema que lleva por bandera, esta temporada, el Cordoba C.F. y el estadio, al unísono y a capela, cantó el himno del equipo verdiblanco.



Justo el plus que le hacía falta a nuestros jugadores para tratar de igualar fuerzas contra el mejor equipo del mundo (segundo para otros, claro). Esa energía la recogió el equipo cordobés y apretó con fuerzas los primeros minutos, generando dos claras ocasiones de gol que no llegaron a materializar.



Entonces llegó el mejor jugador del mundo (igualmente segundo, tercero o cuarto para otros…), Messi, para realizar, a los 10 minutos, el tanto para el equipo azulgrana y devolvernos cruelmente a la tierra.



Me sabía mal no celebrar un tanto del equipo al que amo, pero es que en esta ocasión, y sin que sirva de precedente, iba con el equipo de mi tierra que tanto está luchando por colarse en la división de honor del fútbol español.

La primera parte finalizó con un Córdoba muy entregado y con las esperanzas de alcanzar el empate, ya que habíamos visto, en un gol en fuera de juego, que se les podía marcar en cualquier momento, pero siendo realistas nuestros jugadores se estaban dejando el alma y no sabíamos si la segunda parte podía venirles algo largo.



Durante el descanso pudimos disfrutar de la canción de “La copa Mola” y reírnos viendo a Koki fallando el penalti de su vida.

En la segunda parte las oportunidades fueron decantándose a favor del equipo azulgrana, comenzaban a funcionar y teníamos que frenarlo inyectando un poco de ánimo a nuestros jugadores. Fue entonces, en el minuto 54, cuando todo el estadio se puso en pie mostrando las banderas, bufandas o cartulinas del mosaico y cantamos a capela el himno del Córdoba C. F.


Los gladiadores blanquiverdes recibieron nuestra energía y fueron a por el empate a sabiendas de lo que podía suponer intentar jugar en la mitad del campo azulgrana. Los jugadores del Barcelona comenzaron a hacerse con el control de la bola, a abrir el campo, a tirar desmarques y rápidas paredes, lo que hacía que se fuera debilitando poco a poco nuestro sistema defensivo y fue cuando Messi aprovecho para realizar el segundo tanto.


Con el marcador a su favor y la tristeza tanto en el equipo cordobesista como en la afición, el Barcelona desplego su juego generando más ocasiones y haciéndose con el control del partido.


El partido acabó y una vez más quisimos agradecer el esfuerzo a nuestros jugadores cantando el himno, pero hubo un detalle muy peculiar. Piqué fue, probablemente, el único jugador del Barcelona que reconoció en el césped a la afición, posicionándose en el centro del campo y aplaudiendo a toda la grada por el ambientazo de fútbol que habíamos dado durante todo el partido. Evidentemente, la afición reconoció el gesto y aplaudió al jugador sellando la paz por lo ocurrido a lo largo del día. Además el futbolista regalo su camiseta a la grada y declaro en Twitter “Buena victoria contra el Córdoba CF en El Arcángel!! Este equipo y esta afición se merecen estar en Primera! Ambientazo!”.


Así fue el día en Córdoba el 12/12/12, sin duda un día para estar orgullosos de nuestro equipo, de nuestra afición y de nuestra tierra por estar a un alto nivel y por plantar cara al mejor equipo del mundo. Gracias Córdoba.

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